La Sirenita: Un clásico imposible de repetir

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Estamos a días de experimentar el innecesario remake de La Sirenita, plagado de..eh..decisiones que demuestran que ni Disney sabe porqué está haciendo esto. Así que decidí volver a ver la película animada.

A pesar de que ya arruinaron dos de sus más importantes clásicos con remakes que nadie pidió y cuya calidad deja bastante que deseae, jamás creía que, incluso a nivel empresarial, se atrevieran a tocar la película que hizo a Disney la empresa que es hoy.

Tal vez muchos de mis seguidores más jóvenes no puedan captar lo mal que estaba Disney en la década de los 80s pero cuando digo «a nadie le importaba Disney en el cine» es porque la reputación de la empresa estaba tan caída que la única razón por la que alguien iba a ver una película animada de Disney en esa época era porque literal no había tantas películas para los más pequeños del hogar, hablo de esos niños de 3 a 7 años.

Las pocas películas que había eran basadas en algunas caricaturas como los Cariñositos, Don Bluth sacaba una película allá cada 3 años y a pesar de ser animadas te daban pesadillas, así que Disney era lo «menos agresivo» para los pequeños pero definitivamente eran horribles.

Con Detectives y Ratones había señales de que estaban cambiando el rumbo pero la historia no era tan llamativa. Oliver y su pandilla simplemente no atrajo al público, pero de pronto llegó La Sirenita.

Una historia simple -que entre más analizas menos sentido tiene- sobre una adolescente experimentando el primer amor, personajes llenos de color y vida, la primera villana memorable desde Cruella DeVil y lo más importante: canciones que valían la pena.

Hablemos de este último punto porque es la más grande diferencia entre laa épocas de Disney. Las canciones previas a la Sirenita tienen su buena cantidad de clásicos pero todos son agrupados en «canciones que a Walt le gustan y «canciones de géneros llamativos entre adultos» -encuentren al niño amante del Jazz para justificar que «esto no aplica a Los Aristogatos»-. Mientras que Oliver y su Pandilla tuvo canciones, estas seguían siendo «pop tunes» o «canciones de radio» pero La Sirenita comenzó voltear la mirada a Broadway, ahora la Meca del teatro pero que en los 70’s era el mismo basurero que cualquier calle en la depiladada Nueva York a la que jamás meterías a tu familia.

En los 80’s Broadway se quitó las telarañas, «se bañó» y comenzó a reformarse en lo que conocemos hoy en día, la gente en Disney vio esto y confió su primera princesa en décadas a Alan Menken, famoso por Little Shop of Horrors, y Howard Ashman, un literal genio del teatro musical. Menken y Ashman enseñaron una lección a los creativos de Disney: «las canciones deben suplantar escenas. Mover la trama y jamás detenerla».

Aunque no todas son éxitos (Fathoms Below, Hijas de Tritón, Les Poison), algo que enganchó a la audiencia desde el principio fueron los desgarradores números de Ariel, Sebastián y Úrsula en el primer acto. Tres estilos diferentes, todos de Broadway y con todos te paras a aplaudir.

Ahora hablemos de la villana. Úrsula redefinió a los villanos de Disney y lo más curioso es que no sale tanto en la película, la mayoría de sus escenas duran menos de 30 segundos pero su presencia se siente en toda la cinta porque niños y adultos entienden que si Ariel no logra que Erik la bese, Úrsula gana.

Como buena villana, es el opuesto a nuestra heroína: Ariel es esbelta, joven y muy inocente en el mundo mientras Úrsula es gorda, adulta y con muchísimo «colmillo».

¿Sabías que su apariencia se basó en la famosa Drag Queen «Divine»? Pero a pesar de haberse vuelto una «Gay Icon», solo en México su voz fue hecha por una Drag Queen.

La Sirenita es la película «más Disney» de todo el «renacimiento» y prueba que la nueva «camada» de animadores y directores estaban listos para revitalizar una empresa que significó tanro para ellos. Puedes verlo en el amor puesto en cada cuadro, la forma tan innovadora de animar ciertas tomas, el público respondió a todo eso, no había cuestionamientos sobre si eso representaba a una cultura o no, el mundo recibió a esta película con los brazos abiertos y la adoptó como propia, sus personajes de fantasía se volvieron parte de la cultura popular de esa generación y las siguientes.

Sus temas de la inexperta juventud siempre viendo que «el pasto en más verde en la casa del vecino», los amigos fieles que te apoyan aun cuando saben en cuantos problemas se van a meter, la analogía del vasto océano sintiéndose tan vacío y el pequeño reino costero tan rico y nuevo, la idea de que nuestras acciones definen quienes somos y no nuestra apariencia física.

Por todo eso es un clásico que Disney jamás va a poder repetir, es parte de la historia de la empresa, de la animación y del cine.

I’m Out!!!!!

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