Los Oscares: Reflejo de una industria en picada

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Aunque estamos todavía a dos meses de la entrega 95, desde diciembre nos encontramos en lo que la industria llama «Camino al Oscar» donde un impresionante número de instituciones y grupos de críticos de Estados Unidos comienzan a nombrar a sus películas y actores favoritos del año y nos dan una idea de quienes serán nominados y qué películas podrían ganar la codiciada estatuilla dorada.

Pero tras 95 años ¿Todavía tiene el peso que creemos?

La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos y sus respectivos premios nacieron a mediados de los años 20’s como un capricho del mega productor Louis B Mayer, dueño de MGM Studios, la eminencia entre los estudios de Hollywood. Y lo hizo con la misma intensión con la que nace cualquier premio: saber quién tiene la preferencia de la gente dentro de la industria y al mismo tiempo resaltar la importancia de las películas ante los ojos de la audiencia.

Pero a pesar de esto, los apodados «Oscares» son de cierta manera un reflejo de la sociedad y la industria norteamericana y los cambios que sufre…aunque sea a paso de tortuga.

Las dos primeras ganadoras como Mejor Película, «Wings» y «The Broadway Melody» son el ejemplo de la industria abrazando los cambios de golpe pues la primera sería la última película muda en ganar este premio (hasta 2011 con «The Artist») y la segunda es la primera película con sonido, en realidad para la segunda entrega del premio, TODAS las nominadas eran películas habladas, probando así que las «Talkies» eran lo más llamativo de la época.

Durante los 30’s podemos ver que la Academia trataba de reflejar y al mismo tiempo ocultar la depresión social y económica que vivía aquel país con cintas que mostraban los valores humanos después de la Primera Guerra Mundial («All Quiet On The Western Front«) pero también el espectáculo de ir al cine y olvidarse de todo con «Grand Hotel» o «Mutiny On The Bounty«. No fue sino hasta finales de esta década que los Oscares premiarían a su primer gran producción, doblando la rodilla ante «Lo Que El Viento Se Llevó«, una mega producción de tres horas que mostró al público lo que el cine era capaz de hacer.

Para la década de los 40’s todo giró al rededor de la Segunda Guerra Mundial, evento en el que los Estados Unidos estuvo mucho más involucrado y Hollywood mostraría lo bueno y lo malo de esto, desde «Mrs. Miniver» hasta «Casablanca» pasando por un esfuerzo sobrehumano para hacer brotar el espíritu nacionalista y no poner duda en sus líderes con cintas olvidables como «Going My Way» y el primer gran enojo de la historia de estos premios «How Green Was My Valley» llevándose el Oscar que claramente pertenecía a «Citizen Kane«.

Los 50’s vieron la explosión de los grandes distractores. Se había ganado la guerra en Europa y Asia y «los muchachos estaban regresando a casa» por lo que las películas ganadoras mostraron el sentimiento del soldado regresando a la «pacífica America del Norte» con su explosión económica pero también tenemos clásicos amados por críticos y público como «Ben Hur» ¿Pero qué dominó los premios en estos diez años? LOS MUSICALES

«Un Americano en París» con Gene Kelly y su interminable secuencia final, «Siete esposas para siete hermanos» «El Rey y yo«, «3 monedas en la fuente» los musicales explotaron en la pantalla más que nunca con sus colores brillantes y elaboradas coreografías.

Esta tendencia seguiría para los años 60’s que por muchas razones hicieron de los premios Oscar lo que todos pensamos cuando alguien menciona esa palabra. No hay una sola película dentro de esos diez años que no sea famosa y no haya dominado la taquilla en su tiempo, incluso las películas que no ganaron perfilan entre los grandes clásicos de la gran pantalla. Pero quiero centrarme en dos que rompieron toda norma y comenzaron a mostrar el cambio en la sociedad y como la Academia estaba dispuesta a escuchar.

«In The Heat of The Night» es una historia de un detective que debe visitar un poblado sureño para resolver un asesinato. La película no sería nada extremadamente relevante de no ser porque el protagonista fue el legendario Sidney Poitier, una eminencia actoral dentro y fuera de la gente de color pero una de las cosas que más sorprende de la película es como Poitier desafió a la industria cambiando cosas dentro del guión que hacían a su personaje más complaciente, especialmente en una escena donde un viejo millonario lo cachetea y Poitier le regresa el golpe, cosa que no estaba escrita así.

La segunda película de esta década que mostró a una Academia dispuesta a tomar riesgos es «Midnight Cowboy» una película sobre un sexo servidor (John Voight) y un estafador (Dustin Hoffman) que desarrollan una peculiar amistad en las calles de Nueva York. La película tiene una fuerte influencia del cine francés de la década y es absolutamente experimental comparada con el resto de las ganadoras de aquella década.

Esta última sería la primera llamada a la llegada de la nueva era del cine con directores más jóvenes tomando a Hollywood por sorpresa y la ruptura del «Sueño Americano» con la Guerra de Vietnam y el escándalo de Watergate. La contracultura había llegado para quedarse y darnos un cine deprimente y oscuro donde los héroes eran remplazados por anti-héroes, donde los problemas sociales eran más duros y apegados al público, «Kramer vs Kramer» hablaba de la violencia tras un divorcio, Diane Keaton pasó de ser la esposa sumisa de Michael Corleone en «El Padrino» a tener un aborto en «El Padrino 2» y a romper todas las reglas con su look andrógino en «Annie Hall«, una película ¿romántica? La diferencia entre las películas de guerra que habían venido ganando hasta «Patton» versus la temática de «The Deer Hunter» es tremenda y podías notar que Hollywood ya no podía ocultar lo que la gente sentía en su país y prefirió hacerse uno con ellos…

…hasta que llegaron los 80’s

Definitivamente la década menos llamativa en estos premios, poblada de películas que muchos han olvidado o prefieren olvidar como «Ordinary People» «Out of Africa» o «Terms of Endearment» y con otras épicas como «Amadeus» «The Last Emperor» o «Gandhi«. Los Oscares definitivamente perdieron el rumbo en la era de Ronald Reagan y su falsa prosperidad económica volviendo a creer el cuento de que «Estados Unidos es el mejor país del mundo». Incluso cuando quisieron volver a pretender que apoyaban el Movimiento de Derechos Civiles, premiaron a una de las peores películas sobre el tema «El Chofer de la señora Daisy«.

Por suerte, Hollywood y la Academia tendrían un segundo renacimiento con la llegada de los 90’s, si la década anterior tuvo una explosión de capitalismo, los 90’s fueron el crecimiento de esto pero hecho bien. Había más cine y la brecha entre las películas adoradas por el público y aquellas amadas por la crítica era menor pero no inexistente ya que también hubo una explosión en la importación de cine extranjero gracias a festivales como Sundance y Tribeca, de pronto la crítica y los cinéfilos encontraron buen cine de otras naciones y también grandes exponentes independientes y aunque la popularidad del Oscar aumentó al punto en que sus ratings oscilaban entre los 50 y 55 millones de televidentes, muchas quejas comenzaron a aparecer en diferentes diarios sobre como los «blockbusters» opacaban al «verdadero cine» y es que no importó que TRES actores ganaran Oscares con proyectos propios: Kevin Costner con «Danza con Lobos«, Mel Gibson con «Corazón Valiente» y Clint Eastwood con «Unforgiven«, la crítica jamás perdonará que «Forrest Gump» haya ganado sobre «Pulp Fiction» o que en un año donde solo un blockbuster fue nominado como mejor película («Jerry Maguire«) la cinta ganadora no fuera la favorita de la crítica («Fargo«) y si a eso agregamos el claramente comprado Oscar para «Shakespeare Enamorado» producida por el entonces rey de Hollywoody actual monstruo, Harvey Weinstein, pues podemos ver porque muchos «expertos» tratan de no mencionar mucho esa década. Personalmente adoro Shakespeare Enamorado pero jamás me escucharás decir que merecía ese Oscar sobre obras maestras como «Elizabeth» o «Saving Private Ryan».

Pero hubo un momento en el que todo fue paz, a pesar de que hubo CINCO grandes cintas nominadas ese mismo año, nadie pudo negar que en 1998 ganó la película que tenía que ganar y que cuando su director alzó la estatuilla exclamando «Soy el Rey del mundo» no mentía. Me refiero al coloso llamado Titanic, una de las películas más taquilleras de todos los tiempos y la más galardonada de ese año.

Pero desde ahí vendría una fuerte y clara separación entre público y críticos pues en los 2000, más allá de favoritos como «Gladiador» y «El Retorno del Rey» era obvio que la Academia estaba buscando enviar un mensaje. Tal vez se trata del efecto «el tío viejo que trata de aparentar estar en onda» pero mientras que los Oscares mandaban su mensaje social con cintas como «Crash» o «Slumdog Millionaire«, el público perdía todo interés porque no estaba viendo las películas que estaban ganando (ok, fuera de Chicago pero también se estrenó entre Gladiador y El Señor de los Anillos). Incluso la primera película de Martin Scorsese en darle su merecido Oscar no es considerada como una de sus cinco mejores y en general la taquilla de 7 de las 10 ganadoras de esta década es no acumula ni el 20% de lo hecho por la película que TODOS esperaban que ganara en 2009: Avatar.

Este año es particularmente especial para mostrar esa división que mandó al suelo la importancia y los ratings de los Oscares pues aunque «The Hurt Locker» nos dio a la primera mujer en ganar como Mejor Director, NADIE vio su película, con unos miserables 17 millones de dólares «The Hurt Locker» es la película menos taquillera en ganar el premio como Mejor Película y el público lo notó pues al siguiente año la audiencia de la ceremonia cayó 40%, no es que no perdiera rating constantemente antes, pero fue la primera vez que la gente dijo «no, no me interesa ver quien gana este año».

Siempre he dicho que Los Oscares no son necesariamente premios que deban reflejar el decadente gusto del pueblo, de lo contrario Transformers o Marvel ya habrían ganado, pero si tiene que generar cierto interés en el cine que promueve como «lo mejor del año». La gente, más allá de los críticos y los obsesionados con los premios/cine, tiene que hablar de estas películas o de lo contrario tendremos una década como la de los 2010.

En esta década, aunque varias cintas, como «Argo» o «El Discurso del Rey«, son conocidas por un sector mayor de la audiencia, no son para nada películas que la población general vea más de una vez o hable de ellas, no hay discusión familiar por «Spotlight«, tus primos no van a discutir si «Birdman» o «The Shape of Water» son clásicos del cine y nadie en su sano juicio va a volver a ver «The Artist«, «Green Book» ni «Moonlight«.

Hay que sacar a la Academia y a los críticos de su burbuja donde creen que si ellos le aplauden, TODOS vamos a aplaudir igual a esa obscura película vista en el festival al que ellos fueron y, como ocurre año tras año, los estudios tienen que dejar de sacar esas películas oscareables en diciembre y enero o por lo menos darles la publicidad que merecen porque si le preguntas a «Juan Pérez» qué película prefiere ver en sus vacaciones entre un drama existencial que explora las diferencias sociales y económicas ó una película de acción con una trama simple y grandes efectos, creo que es OBVIO cuál van a escoger y no debería extrañarte que tu película dramática falle en taquilla cuando, además de esto, la estrenas en 100 cines nada más.

Este año se tiene una oportunidad, con el regreso a la normalidad de los cines y con por lo menos tres películas que la audiencia general ha visto y querido suficiente para darles su dinero (Top Gun Maverick, Avatar The Way of Water y Elvis) mientras que la favorita a ganar es una película independiente con gran gusto entre una buena cantidad del público (Everything Everywhere All At Once). Esperemos que esto sea suficiente para llamar la atención de la gente de vuelta a los premios.

I’m Out!!!!!

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