
Con el estreno de «Avatar: El camino del agua» una de las frases más usadas por ciertos críticos y cinéfilos que me ha hecho reír es que la secuela «repite mucho de la historia de la primera» y me causa gracia porque es ahí cuando sabes que quien dijo o escribió eso no tiene idea de nada relacionado al cine.
Esta es la tercera secuela de la carrera de Cameron y, si esas personas se permitieran analizar esas tres películas, se darían cuenta que Aliens, Terminator 2 y Avatar: The Way of Water tienen exactamente la misma estructura con una temática militar, sentimientos anti-capitalistas, un personaje sirviendo de padre adoptivo de un infante/adolescente y toneladas de acción. Pero esto no es porque James Cameron solo sepa contar un tipo de historia sino que Cameron ha estudiado perfectamente la fórmula para hacer secuelas en el cine.
Toda secuela debe obedecer esta simple regla: «Lo mismo pero mejor», sé que algún maestro de guionismo barato va a decir que debe ser «lo mismo pero dos veces más grande» pero eso no es correcto.
Vean películas como Mad Max 2 o Transformers 2, literal es la misma trama de la película anterior pero corrigiendo cosas de la primera como eliminar subtramas innecesarias o mejorar efectos. Lo mismo ocurre con Duro de Matar 2 y Arma Mortal 2.
Algo que tu audiencia necesita es saber que ha ocurrido con los personajes que se adueñaron de su atención en la primera película, pero cuidado porque este movimiento en la historia tiene que ser pequeño pues debe resultarle familiar o de lo contrario perdiste a tu público. Es por eso que los primeros 15 minutos de Avatar 2 tratan sobre ver a Jake convirtiéndose en papá y entender que el nuevo villano es el mismo villano pero clonado. Es la misma razón por la que pasas 10 minutos viendo a Harry Potter sufrir con los los Dursley de nuevo en La Cámara de los Secretos, tiene que ser familiar para quien lo vea.
Pero si crees que esto solo ocurre en las grandes franquicias solo falta con que veas las similitudes entre El Padrino y El Padrino Parte 2, ambas comienzan con Vito Corleone y ambas siguen con una fiesta antes de revelar el conflicto, pero lo que el escritor Mario Puzo y el director Francis Ford Coppola entendieron, es que la temática debía ser la misma aunque los problemas fueran diferentes, en el caso de esta secuela, el tema principal es un padre haciendo todo lo posible por cuidar a su familia.
Nadie en Hollywood va a salirse de esta más que probada fórmula y el que lo menciones con una película que no te gusta solo te hace ver mal a ti ¿o acaso crees que El Imperio Contraataca es distinta a Una Nueva Esperanza?
Todos los grandes directores la utilizan, es por eso que hay otros directores como Martin Scorsese que aseguran que jamás harán securlas de sus películas porque no les gusta repetirse, cosa que a su amigo Steven Spielberg no pareció molestarle en las secuelas de Indiana Jones y Jurassic Park.
El cine de terror basa toda su existencia en esta fórmula, por eso es que el 90% de los fans regresan una y otra vez a ver a Jason o Freddy matar al mismo grupo de incautos de maneras más elaboradas. En el cine de terror clásico fue la única manera de hacer que la gente viera a Bela Lugosi y Boris Karloff de nuevo.
En el único lugar donde esta fórmula aparentemente no funciona es en la comedia ya que si repites el chiste dos veces pierde la gracia, eso fue lo que le ocurrió a las secuelas de The Hangover.
Lo interesante de los próximos años va a ser ver que hará James Cameron pues por primera vez en su vida hará una tercera película y esas si tienen que ser un animal completamente distinto. Solo un tonto creía que Cameron iba a fallar con la segunda película de Avatar ¡el hombre es experto en hacer secuelas! ¿Pero una tercera? Uuuh ahí es donde podría demostrar ser uno de los mejores y más exitosos directores de la historia porque por primera vez entrará a territorio desconocido.
I’m Out!!!!!