Las películas de vampiros también sufren hoy en día lo que los zombies pues parece que se ha hecho todo lo que se puede hacer con ellos. Por eso Blood Red Sky se sentía interesante pues mostraba a una mujer tratando de encontrar una cura para su maldición y terminar con la existencia de los vampiros, pero lamentablemente el avión en el que viaja con su hijo es secuestrado por un grupo de terroristas que no saben con quien se han cruzado.

Si la película alemana fuera exclusivamente sobre esto, estaríamos teniendo una plática muy diferente, por tristeza esta alentadora visión de lo que se puede hacer con un vampiro se ve arruinado por una criatura mil veces peor: un niño odioso que jamás cierra la maldita boca.

Peter Torwarth logra crear una protagonista interesante e incluso un villano tremendo, es de esas películas que te explican lo necesario y te dejan a ti llenar los demás huecos y Peri Baumeister es grandiosa.

Pero Blood Red Sky es como si tuvieras la comida más exquisita del mundo y le exprimieras ocho limones encima y aquí esos limones se llaman «Elias». Un niño que no se calla EN TODA LA MALDITA PELÍCULA repitiendo los mismos diez diálogos una y otra y otra vez. Sé que no es la culpa del joven actor sino de los guionistas pero es que Elias pasa de ser el «porque» su mamá es una vampiro al «por dios que alguien ya aviente a ese niño por la escotilla más cercana pues nunca aporta nada relevante y su razón de existir quedó explicada en los primeros 15 minutos.

No estoy exagerando, Blood Red Sky pudo ser una de las mejores películas de 2021 pero lamentablemente Elias tira todo eso al suelo y la vuelve una historia en la que pasas casi dos horas rogando porque termine para dejar de escuchar su odiosa voz chillante diciendo «Mamá! Mamá no! no lo hagas! no! Mamá!»

6/10

I’m Out!!!!