
Lo he dicho varias veces: dentro de todo el terror más comercial, El Conjuro es la única película que ha logrado atinar la fórmula.
Y es que a pesar de que la secuela fue débil y los spinoffs son casi comedias, la primera se mantiene entre la crema y nata del terror porque hace que te importen los personajes ¡y luego te asusta!
Estaba esperando esta tercera película principalmente por el aspecto histórico ya que este caso de los Warren desató el terror por los cultos satánicos en los 80’s. Este caso fue responsable de un cambio cultural que incluso impulsó la aparición de los falsos televangelistas que prometían «protección divina» a todos sus fieles…por dinero.
Era obvio que cuando dicen «basado en hechos reales» significa «40% nada más» pero esta tercera entrega entiende lo que funcionó de la primera y en donde se encuentra el terror ahorita por lo que los sustos son más pausados y la historia más enfocada a las relaciones de los protagonistas.
Me recordó muchísimo a El Exorcista -incluso hacen un sutil homenaje al inicio- y se ve que James Wan y el director Michael Chaves querían hacer su propia versión de The Witch y Hereditary. Aunque tiene sus momentos Hollywoodenses, «El Diablo me obligó a hacerlo» quiere que sientas miedo ante la expectativa.
Tras dos películas siendo opacado por el tsunami actoral de Vera Farmiga -quién vuelve a mostrarse muy cómoda en este papel- Patrick Wilson es quien más destaca aquí como un investigador dañado físicamente y un esposo preocupado por el alcance que su esposa tiene aquí y la exploración de su relación, así como la de la joven pareja, es lo que sella perfectamente la historia.
No me cabe la menor duda de que alguna parte del público va a extrañar esos «jump scares» baratos de Annabelle y La Monja pero para los fanáticos del género, esta va a ser una tremenda adición a su colección.
9.5/10
I’m Out!!!