
Tras mucha espera, finalmente este fin de semana se estrenó la segunda temporada de la excelente antología Love, Death and Robots, pero lamentablemente parece que este experimento de Netflix ha perdido el camino.
La idea detrás de esta antología es permitir a diferentes realizadores crear cortometrajes que tengan diferentes puntos de vista sobre la humanidad desde un filtro de ciencia ficción y la primera temporada -sin ser perfecta- capturó eso en ocho segmentos que además empujaban el uso de imágenes creadas por computadora.
Esta segunda entrega parece tener como base -sin duda proporcionada por el productor David Fincher- la pérdida de nuestra humanidad ante el rápido avance de la tecnología. El problema está en que la mayoría de estos cortometrajes se sienten más como conceptos y no historias.
Excluyendo a Pop Squad y The Drowning Giant, parece que la duración de 18 minutos le fue insuficiente a los otros realizadores para concretar sus ideas y darles una resolución que no se sienta como algo escrito por un estudiante de cine haciendo su primer cortometraje o, en el caso de la mayoría, una escena de inicio de un videojuego que definitivamente jugaría para conocer como acaba la trama.
Parecería que Pop Squad también tiene este problema, pero la diferencia es que te hace entender el dilema moral del personaje y su final, aunque anticlimático, es totalmente resolutivo.
El que rescata esta desinflada temporada es The Drowning Giant, un poema sobre la interacción humana y su deteriorada capacidad de asombro. Todo musicalizado por Junkie XL.
Espero en verdad que no caiga en el mismo hoyo que Black Mirror y la tercera temporada nos traiga cortos más interesantes porque bien hechos están.
6/10
I’m Out!!!!