Es difícil poner toda la vida de una persona en una película de dos horas, mucho más complicado es exponer una enfermedad mental en tan poco tiempo por lo que entiendo las tremendas limitantes que tiene esta película que relata la vida del genio matemático John Nash.
Ron Howard es un buen director con un listado de películas que se mantienen como clásicos recordados por el público general, lo que le ocurre es que no es un director que proponga algo que lo distinga de otros capaces de hacer lo mismo con un buen presupuesto y los contactos y amistades de Howard.
John Nash fue un genio a niveles jamás vistos pero que sufría de un fuerte caso de esquizofrenia que, en el mundo real, lo hacía escuchar voces y tener pláticas con gente que no estaba ahí. En la película esto se traduce a alucinaciones para darle un efecto más cinematográfico.
Si esta película aporta algo es demostrar que Russell Crowe es uno de los grandes actores que tenemos en la actualidad y que Hollywood lo ha tratado de hacer menos por un par de tropiezos como su temperamento y el hecho de que eligió participar en un musical donde se requiere que los actores sepan cantar ópera. Pero vean como en pocos años de debutar en Hollywood (tras una carrera en su natal Australia) comenzó con no menos de 7 películas que de una u otra manera terminaron nominadas al Oscar y los críticos siempre atribuían esto a su actuación. Aquí Crowe es increíble en un papel que es 60% falso pero tan humano, tan fragil, tan honesto que no nos importa si la información no cuadra con la realidad.
Lo mismo se puede decir de Jennifer Connelly como Alicia Nash, una de las pocas veces que he visto se expone lo que es vivir con una persona enferma mentalmente.
Ambos tremendos pero el problema de Una mente brillante es que la historia es absurdamente simplista hasta el punto de balancearse entre una cinta juvenil o una película de Hallmark con alto presupuesto y eso demerita el gran trabajo que ambos actores realizan.
6/10
I’m Out!!!!!