Lo he dicho muchas veces, las historias LGBT necesitan ser contadas pero no por eso deben ser copias de cosas que ya hemos visto millones de veces. Supernova es la típica historia de una pareja de muchos años que se encuentra en un viaje de despedida mientras luchan con una enfermedad terminal, vemos como el enfermo sobrelleva su situación mientras la otra persona trata de darlo todo por el bienestar de su ser amado, esta trama la hemos visto en diversas ocasiones pero el twist; en esta ocasión, es que son homosexuales y la película no otorga nada más.
Sin importar la sexualidad de los personajes está es una de aquellas películas a las que alzo demasiado la critica, la típica de la que se habló de más y cuando llegó el momento de verla la sorpresa es que no es lo que esperábamos, y solo les queda aplaudir “la profundidad” con la que trata un tema doloroso. Supernova es el road trip de esta pareja donde recorren lugares de su juventud (un solo lugar) y visitan familiares (un solo familiar), mientras vemos las decisiones que se toman para el inevitable final. Los primeros 20 minutos sirven para entender el amor entre estos dos, y después pasamos los siguientes 40 minutos en la fiesta más aburrida de la historia donde no ocurre absolutamente nada y finalmente nos dan 30 minutos de una muy buena discusión pero que no salva esta tortura de película.
Stanley Stucci y Colin Firth entregan dos actuaciones planas y cierran con una de las escenas más ambiguas que he visto, no hay una resolución como tal y para ser un final abierto te deja insatisfecho. Esta es la película que pudo ser un corto y hubiera funcionado mucho mejor que una hora y media de ver a un montón de actores secundarios rodear a los principales riendo y diciendo cosas que no aportan nada.
5/10