Después de muchos atrasos por fin pudimos disfrutar de Mujer Maravilla 1984, que coloca a Diana Prince en la cima del consumismo norteamericano. La década del rap, el arte moderno, los centros comerciales y los fraudes a gran escala.
Esta esperada secuela continúa la idea de que Diana es un «extraño en una tierra extraña» cometiendo actos de heroísmo diarios tratando de permanecer oculta pero nuestra heroína sufre de una depresión absoluta por la muerte de su amado Steve Trevor.
Por otro lado tenemos a Bárbara Minerva, la clásica «don nadie» de gran inteligencia y corazón, que daría todo por ser tan confiada y estimada como Diana y en la otra esquina de los villanos está Maxwell Lord, el «barón del petróleo» que en realidad es un perdedor estafando a inversionistas.
La historia funciona en papel, está muy bien escrita, el problema es que el fantástico guión no se traduce del todo bien a la pantalla grande y nos deja un segundo acto tan lento y carente de algo relevante que para cuando la segunda (de cuatro) escena de acción llega, ya ha pasado una hora solo con diálogo que se vuelve repetitivo y que desperdicia a sus interesantes personajes.
Patty Jenkins, la mujer que se convirtió en la primera en traer a Wonder Woman a la pantalla grande y creando algo histórico, parece haber perdido esa chispa de la primera película, donde Diana era nuestro punto de vista al violento y volteado mundo del hombre, y aquí pasa un gran tiempo desde el punto de vista de Steve Trevor experimentando los avances de la humanidad.
Prueba de esto es la escena de Steve probándose ropa ridícula de la época y Diana actuando como si estuviera jugando con un muñeco Ken. Ese es el mayor problema, de pronto Diana se volvió tan «bla», como si la depresión le quitara todo lo que la hizo interesante y para cuando tiene que aprender la dura lección de la película, simplemente no nos importa o afecta en lo absoluto.
Pedro Pascal hace un buen papel como un villano de lo más natural, un simple hombre cansado de fallar, de que nunca sea «su momento» y decide hacer trampa encontrando un artefacto que le dará lo que más anhela pero pagando un precio.
Luego está Barbara Minerva, interpretada por Kristen Wiig, que la verdad es un personaje más interesante que Diana pues parece ser su opuesto aunque en realidad es más parecida de lo que piensa. Wiig tiene la habilidad de parecer torpe y poco a poco ir llenándose de rencor a todo. El CGI del final es bastante cuestionable y hay una subtrama en la que dan a entender que Barbara tiene un fuerte crush hacia Diana pero lo olvidan a la siguiente escena.
Aunque los primeros minutos son dignos de ponerse junto a películas como Superman y Batman de 1989, nada en esta cinta se puede comparar con la escena de No Man’s Land de la primera entrega.
Aunque no es tan mala como la trilogía de Thor, la del nuevo Spider-man o Ant-man, Wonder Woman 1984 falla demasiado en capturar tu atención yse vuelve una «del montón» en la larga lista de películas de superhéroes que son del montón.
7.5/10
I’m Out!!!!