David Fincher es un director que siempre sabe lo que quiere mostrar, y aunque no siempre es perfecto, existe algo en su estilo que lo hace único. Mank no es la excepción, David navega en la mente y sobre todo en el mundo que rodea al guionista culpable de la mejor película de todos los tiempos “Citizen Kane”. Seas o no conocedor de la historia detrás de Kane, esta biografía es atractiva para cualquier espectador amante del séptimo arte, pues en el fondo es un pedazo de historia que te ayuda a entender la evolución que este ha tenido con el paso de los años.
Fincher hace todo lo que está en sus manos para crear la sensación de ser una película de los años 40, desde sus escenarios acartonados a base de réplicas que cualquier ojo en la actualidad sabría que son falsas, los vestuarios o el toque de hacerla en blanco y negro, es como el director busca transpórtanos a la época, incluso se toma la libertad de hacer varias referencias a la “mejor película de todos los tiempos” con similitudes que los conocedores podrán apreciar. Al inicio pensaba que la iluminación y la fotografía tan limpia la hacen ver demasiado actual, pero tras meditarlo creo que la intención de Fincher es mostrar esa ligera mezcla entre el cine de oro y el actual; una máquina del tiempo donde todo cuadre a la perfección sin importar que generación este disfrutando
Si no sabes absolutamente nada sobre Citizen Kane, la cinta ofrece mucho más. Es una amplia exhibición sobre lo duro que es la industria y como se manejaba en aquellos años, donde la política era algo mucho más importante que el talento o en su defecto el proyecto. En Mank apreciamos los movimientos de los grandes ejecutivos, la manipulación de artistas, la lucha por progresar o cambiar y sobre todo la constante pelea entre el socialismo y el comunismo, mientras viajamos a un Hollywood de oro donde las grandes estrellas se hacían gracias a las grandes corporaciones cinematográficas. Todo lo anterior junto a un elenco que cumple su trabajo al entregar cada papel de manera perfecta.
El guion hace un trabajo excepcional y solo una estrella como Gary Oldman podría estar a cargo de darle vida, en más de una ocasión Oldman entrega esas actuaciones donde se pierde por completo. Parece que el mismo Herman J. Mankiewicz ha vuelto para escribir el duro proceso de su máxima creación. Aquí vemos a un escritor exitoso caer en el alcoholismo hasta el punto más bajo donde se levanta como ave fénix para darnos el guion más aclamado de las historia del cine, una interpretación que seguramente le dará su segundo premio de la Academia.
Fincher cumple con las expectativas, hace de este un trabajo personal, pero sobre todo algo diferente a lo que esperábamos y eso se agradece, sin duda una de las grandes películas de este 2021
10/10