A finales de los 80’s, mientras muchos disfrutábamos de las aventuras de Batman y Marty McFly, dos jovenes rockeros trataban de pasar una clase hasta que reciben la ayuda de un viajero en el tiempo.
Las excelentes aventuras de Bill y Ted se volvieron esas películas juveniles de culto gracias a la simple y graciosa premisa, así como la tremenda y real actuación de sus protagonistas ¿Quién no conoció a dos chicos así en la escuela?
Alex Winter desapareció un poco de la pantalla para enfocarse más en el guionismo y dirección, pero su compañero Keanu Reeves EXPLOTÓ en Hollywood de tal manera que hasta el día de hoy el hombre sigue siendo famoso.
Todos sabemos que hacer una secuela de una amada y clásica franquicia es algo que Hollywood ama arruinar porque simplemente no saben capturar la chispa que hizo a las originales tan amadas. Por suerte estoy aquí para darles la más excelente de las noticias:
¡Esta película es maravillosa!
Ver a Keanu dejar de lado su papel como el hombre más peligroso del cine y retomar este rol es impresionante porque notas el amor que le tiene, pero en mi opinión es Alex Winter el que se lleva la película pues supo quitarle el polvo a Bill S. Preston Esquire y traerlo a esta década como si no hubiera pasado el tiempo.
La película si trata de exprimir la nostalgia, pero lo hace de la forma más correcta e inteligente que se ha visto en esta clase de proyectos. Esto gracias a que la misma dupla que escribió y dirigió las primeras películas, trabajó en esta, así que no se trata de recalentar chistes, sino de ver que ha sucedido con los Wyld Stallins. Si han vuelto a ver la segunda película, les recomiendo que pongan atención a TODO lo que pasa en los créditos finales pues muchos detalles de la historia salen de ahí.
El guión explora no una crisis de identidad sino ese sentimiento que mi generación sufre: se suponía que nosotros ibamos a cambiar y mejorar al mundo, pero no lo hicimos.
Bill y Ted crecieron con la responsabilidad de saber que el futuro dependía de ellos, literalmente, su música es el factor que avanza a la humanidad, solo que han pasado 30 años y no lo lograron. De ahí también que el nombre de la película tenga un significado especial pues es una frase utilizada para saber cuando nos ha pegado la realidad.
Las hijas adolescentes de Bill y Ted son interpretadas por Samara Weaving y Bridgette Lundy-Paine al punto de lograr tal perfección que no se trata de una simple imitación, en verdad parece que comparten ADN. Su aventura es similar a la de sus padres en la primera película, pero viene de un sentimiento completamente diferente, lo que hace la resolución bastante emotiva. También, el hecho de que Billie y Thea sean unas verdaderas conocedoras de la música es un detalle genial.
A los fans de The Matrix les encantará saber que aunque no se hace referencia a Neo, Samara Weaving es sobrina de Hugo Weaving, así que técnicamente cuenta como easter egg.
El final de la historia es predecible pero nada débil y las apariciones de clásicos personajes como Missy y la Muerte son geniales. También saben rendir tributo al fallecido George Carlin no solo con un monumento, la hija de Rufus tiene el mismo nombre de la hija de Carlin.
Aunque ciertamente esta es una película para los fans, incluso podría hacer que algún novato se interese en las otras dos. Además es justo el tipo de película que necesitamos en estos tiempos.
8/10
I’m Out!!!!!