Ciertamente estamos en una gran era para las películas basadas en cómics, hemos tenido malas adaptaciones pero en general no hemos vivido una etapa como esta.
Todo eso se terminó con The Last Days of American Crime, la «Howard The Duck» del siglo XXI.
En un futuro no muy lejano, el gobierno de Estados Unidos decide implantar un chip en tu cerebro que emitirá una frecuencia que te torturará si es que decides hacer algo que esté fuera de la ley, este plan entrará en vigor en 5 días por lo que Brike (Edgar Ramírez) y sus nuevos socios deciden robar 30 millones de un banco, 24 horas antes de que la ley se aplique.
La premisa es bastante buena, lástima que todo lo demás sea una reverenda porquería. Comencemos por una narración en los primeros 15 minutos que bien pudo habernos mostrado como llegaron hasta este punto los personajes usando más tiempo de las aburridas dos horas y cuarenta minutos que dura esto.
Desperdicia personajes para dar una motivación enclenque al protagonista que tampoco es alguien que llegue a interesarnos.
Tal vez muchos lectores no recordarán a Tony Scott, hermano de Ridley, pero la forma tan alocada y carente de propuesta de esta cinta me recordó a su trabajo en DOMINO pero si le bajáramos la calidad a niveles de Tommy Wisseau en The Room. Si logran pasar de la primera media hora, primero que nada los felicito por soportar tanta tortura pero si no, se salvaron de 2 horas de una de las peores historias sobre un robo.
The Last Days of American Crime es esa queja que muchos dicen sobre como Netflix está dispuesto a darte dinero por cualquier porquería.
0/10
I’m Out!!!!