Es temporada de salud, de comer bien y aprender a cocinar, de leer o escribir un libro, de aprender a estar solo o convivir con la familia, pero también es tiempo de ver películas para pasar el rato.
Una de mis trilogías favoritas de todos los tiempos es El Señor de los Anillos, he leído los libros por lo menos 4 veces cada uno y hago un maratón único al que le dedico días pues veo CADA UNO de los apéndices antes de comenzar a ver las películas en versión extendida y desde que se estrenaron las ediciones extendidas del Hobbit, pues se podrán imaginar que esto toma semanas y es que contadas son las películas que tienen tanto amor y cuidado con cada detalle, momentos que duran 3 segundos en la película requirieron horas de planeación y filmación por lo que me gusta rendir tributo a todas esas personas que laboraron en ambas trilogías.
Pero debo admitir que hay un mundo de diferencias entre la trilogía del Señor de los Anillos y la del Hobbit, podemos decir que se trata de dos versiones que no parecen del mismo director pero el problema central se ubica lejos de las manos de Peter Jackson y entre los dedos de J. R. R. Tolkien.
Ahora, antes de que se lancen a mi yugular, no me atrevería a decir que el maestro no creo algo menos que un mundo legendario, pero el periodo entre El Hobbit y el resto de los trabajos de Tolkien son los culpables de que existan dos trilogías cinematográficas tan distintas y una inferior a la otra.
El Hobbit como libro es uno de los mejores que he leído para jóvenes lectores es la introducción perfecta a la fantasía, pero si lo juntamos con el resto de los escritos del maestro, es una obra bastante simplona y mal estructurada.
Comencemos diciendo que Bilbo Baggins es un personaje nada agradable, su constante quejido sobre las dificultades del mundo y de su aventura lo vuelven odioso y plano comparado con Frodo que es un personaje más desarrollado y cuya metamorfosis en su historia es más personal y madura.
Después está el obvio dilema de 13 enanos y aquí debemos aplaudir a Peter Jackson por al menos tratar de dar distintas personalidades a cada uno porque Tolkien lo más que hace es decir que tienen gorros de diferentes colores. Si, siento que matar a por lo menos 6 de esos 13 enanos habría ayudado a que nos importaran más en ambos formatos. En el libro se oye divertido que un hobbit que odia a la gente en su casa, de pronto sea visitado por trece enanos hambrientos pero fuera de Thorin, el resto solo está de relleno en el escrito de Tolkien y Jackson trató de suavizar el problema haciéndo guerreros de algunos y comediantes de otros. Personalmente amo el detalle de que Nori termina siendo el escribano que muere junto a la tumba de Balin en Moria que vemos durante La Comunidad del Anillo, pero eso solo lo sabes si pones atención a los apéndices del Hobbit y es algo que Jackson y el actor decudieron hacer por diversión. La realidad es que menos enanos hubiera sido mejor.
El tercer gran problema es Gandalf, quien en el libro desaparece un total de tres veces porque pues porque Tolkien no sabía como crear conflicto en la historia cuando tienes un mago todopoderoso. Si lo dejas todo el tiempo junto a Bilbo y Thorin, nadie aprendería nada y tendrías que volverlo un farsante, lo que dañaría su imagen en el resto de las historias de la Tierra Media.
Tolkien lo supo y trató de arreglarlo en sus propios apéndices años más tarde explicando que es lo que el mago estaba haciendo, punto a favor de Jackson quien pudo hacer una historia más regordeta con eso y unir ambas trilogías.
Una queja que muchos fans tienen respecto a las películas del Hobbit es el «exceso» de canciones, pues dejen les informo que las películas del SDLA contiene más canciones que toda la trilogía de Bilbo pero donde les doy algo de razón es que las canciones en ESDLA se sienten con más propósito. Escuchamos a Merry y Pippin borrachos cantando en el Dragón Verde y nos dice que será uno de los últimos momentos felices de estos personajes, Aragorn canta sobre la Dama Luthién y se relacióna con su amor por Arwen, incluso Pippin cantando para entretener a Denethor sirve para agudizar el sacrificio de Faramir.
Pero las canciones del Hobbit solo están en las películas ¡Porque están escritas en el libro! Jackson quería hacer una versión tan fiel que sintió el odio de los fans si se atrevía a eliminar las canciones originales de Tolkien y no tienen mayor propósito pues solo fueron un experimento del autor de meter poesía en su fantasía infantil.
Y es aquí donde el error de Tolkien repercute en el trabajo de Jackson más que nada.
Cuando el joven Jackson sacrificó todo para hacer ESDLA redujo todo el escrito de mil páginas a su esencia más básica y dejó que los detalles se encargaran de contar más de la historia escrita por Tolkien, lo que permitió cambiar y arreglar ciertos momentos (así es chicos y chicas, los cambios fueron buenos y necesarios y Tom Bombadil sigue siendo algo innecesario).
Pero cuando Jackson se vio tomando las riendas del Hobbit, proyecto originalmente dirigido por Guillermo Del Toro, se topó con que la historia era demasiado básica y corta que cabría en una película de tres horas, pero obviamente Jackson y el estudio querían por lo menos dos películas y fue así que se incluyeron los apéndices y otros detalles, después el estudio pidió una tercera película y Jackson alargó un pelito de libro en el equivalente a otro Señor de los Anillos.
Hasta aquí dejaré esta parte y prometo que en la segunda hablaré más de lo que Peter Jackson hizo para que El Hobbit simplemente no resultara lo que todos esperábamos.
I’m Out!!!!