Tal vez los más jóvenes crean que Disney comenzó a rehacer sus clásicos animados hace apenas 7 años, pero la realidad es que Disney comenzó mucho antes, en 1996 para ser exactos, y lo hizo bastante bien.
Filmada de forma tradicional, 101 Dálmatas contó la clásica historia del secuestro de 15 cachorritos dálmata y lo hizo respetando la esencia de la historia pero rellenando ciertos aspectos que ocuparían mucho tiempo, dinero y esfuerzo en animación.
Con un guión del maestro de las películas juveniles gringas, John Hughes, quien venía de dos tremendos hits con Mi Pobre Angelito. Hughes enfocó el primer acto en los humanos por lo que conocemos más a Roger, Anita y Cruella así como sus sentimientos tan contrastantes hacia los animales.
La película no trata de cubrir ninguna agenda para agradar a diferentes mercados o grupos sociales, simplemente se enfoca en contar una historia tierna y divertida donde los animales no hablan pero logran transmitir un mar de emociones con sus acciones perfectamente orquestradas y editadas pero que seguramente llevaron horas ennfilmar con la ayuda de un ejército de entrenadores.
Glenn Close ya era una gran actriz bastante conocida por sus villanas, pero con este papel se dio a conocer en todo el mundo, fue la primera vez que escuché a varias personas del medio hablar de una posible nominación al Oscar por una película tan comercial como esta y es que Close como Cruella eleva el rol a niveles aterradores que se transforman en una deliciosa venganza que sientes al ver lo que le sucede al final. Si Meryl Streep hizo algo grandioso como Miranda Priestly en El Diablo Viste A La Moda, Glenn Close lo hizo primero y mucho más aterrador. Hacerla una diseñadora de alta costura fue un golpe maestro y de paso le dio un trabajo a Anita y una razón más allá de solo ser una ama de casa.
Ciertamente es una película cómica familiar muy de su época, donde incluso Horacio y Gaspar sufren algo muy parecido a lo que los bandidos sufrieron en Mi Pobre Angelito. Por cierto, los dos secuestradores son interpretados aquí por unos «desconocidos» Hugh Laurie y Mark Williams, a quienes seguramente conocerán ahora como el Doctor House y Arthur Weasley (Harry Potter).
Pero lo que queda claro es que al principio, Disney supo exactamente como adaptar sus historias animadas al cine real, algo que parecía seguirían haciendo con Cenicienta (el otro buen remake) pero que ahora han dejado podrido con asquerosos intentos de nostalgia barata como El Rey León o Aladdin.
Este es un clásico que vale mucho recordar o experimentar por primera vez.
I’m Out!!!!