Nuestras veteranas favoritas regresan a su amado show con nueva energía que en verdad me agrada ver, parece que saber que solo quedan dos temporadas hizo que todos en el show supieran a donde redirigirlo y darle la nueva vibra que tanto necesitaba pues se estaba viniendo abajo, en esta nueva ocasión Jane Fonda y Lily Tomlin traen consigo una de las mejores ideas del mundo que me sorprende nadie este en verdad fabricando pues créanme cuando les digo que es un problema sumamente real. Por otro lado esta temporada se siente como aquella que no pierde el estilo pero decide corregir todos los errores para hacerles un buen camino al final.
Durante trece episodios tenemos a nuestros personajes divagando en nuevas etapas mientras que los hijos los que vuelven a sufrir demostrando que no son más que un relleno para un show que a veces necesita enfocarse más en las partes con mayor edad. Por otro lado tenemos el nuevo matrimonio de Grace que juega un papel principal en la nueva dinámica del dúo y que si bien se siente mal arreglado al final logra darle una nueva vibra a la dinámica. En este caso son Rob y Sol los que llevan la parte dramática de esta historia donde vemos los estragos de un matrimonio tras una edad donde la crisis vuelve a llegar. A pesar de ello la serie mantiene su humor y puedo asegurarles que esta es una de las temporadas más graciosas que el show ha visto desde hace ya seis años.
También es cierto que la notoria necesidad de terminar es obvia pues a pesar de tener un gran inicio y un muy buen final que deja todo listo para una temporada siete que promete ser maravillosa, tenemos alrededor de unos cuatro episodios de relleno innecesario que sólo alargan una historia que no necesitaba más de lo que puede dar. Grace and Frankie regresan para prepararnos para el adiós en un mundo donde se necesita reír un poco y sobre todo entender problemas tan reales como los que se muestran en esta serie.