Es tan difícil hacer una buena película de terror en estos días donde aprovechan que mucha gente se espanta con ruidos fuertes y los alimentan con malas historias. Es por eso que películas como The Babadook, Midsommar o Hereditary se han convertido en clásicos, porque están retando a la audiencia a explorar sus verdaderos miedos.
Así que cuando se une una historia de terror clásica como El Hombre Invisible de H.G. Wells con el pensar de los maestros del terror modernos y se le da un twist tan à propos, pues no queda más que salir satisfecho de la sala y aplaudir a todos los involucrados.
El Hombre Invisible cuanta la historia de Cecilia, una mujer que logra escapar de una relación tóxica que mantenía con un erudito de la ingeniería óptica. Después de un tiempo, Cecilia recibe la noticia de que Adrian, el susodicho novio, ha muerto pero es ahí donde cosas extrañas comienzan a sucederle a Cecilia quien sospecha que Adrian sigue vivo y de alguna manera la está acosando.
Este es un gran twist que parece simple pero que se une a otras grandes películas como El Sexto Sentido o incluso Fight Club porque utiliza una «epidemia social» como la base para decir que nosotros somos los monstruos. A diferencia del esfuerzo anterior para contar esta historia, Hollow Man, aquí no hay un suero especial ni un científico loco, solo un hombre tan sumergido en su propio ego que no puede soportar la idea de que una mujer lo abandonó y a pesar de su corta aparición, Oliver Jackson-Cohen da una acertada interpretación de un monstruo real que no ve mal en lo que ha hecho porque justifica el «saneamiento de su abandono» y te hace odiarlo.
Pero si vamos a hablar de actuaciones que van a quedar en la mente de todos, entonces tenemos que hablar de Elisabeth Moss, a quien hemos visto en grandes papeles dentro de Mad Men y The Handmaid’s Tale pero cuando cruzaba al cine parecía tropezar constantemente. Eso no ocurre aquí pues Moss se coloca a la velocidad de la luz como una de las nuevas Scream Queens del cine y comparo su interpretación con aquella de Mia Farrow en Rosemary’s Baby, porque aun sabiendo que sus sospechas pueden ser reales, Moss hace el descenso hacia la locura tan real que incluso te hace dudar. No me sorprendería si por el resto del año su nombre figura en las listas de merecedoras a una nominación al Oscar aunque sabemos que sea imposible por la aberración que la Academia tiene por el género.
La cinta utiliza las tomas largas alrededor de la casa para crear el sentimiento de que algo o alguien está presente en la toma junto a Cecilia y no hace mayor uso del cliché «jump scare» que otras películas han arrastrado hasta el suelo al grado de que ya es un subgénero del terror, solo puedo pensar en un momento pero es tan central a la historia que perdonas ese jump scare.
El Hombre Invisible es un clásico instantáneo, es inteligente, utiliza en problema moderno muy bien pero con respeto suficiente para no ser parecer que solo lo usa para vender boletos, nos da una de las mejores actuaciones femeninas del año. Te va a mantener nervioso y aterrado cada minuto.
I’m Out!!!!