The Two Popes (Los Dos Papas)

¿Cómo se maneja la fe? ¿Como un grupo de reglas que te indican como recorrer un camino hasta llegar a la meta? ¿o como algo que te acompaña y se adapta al camino para que aprendas algo del viaje aunque la meta no sea lo que esperabas?

Fernando Meirelles, a quien le debemos la grandiosa Ciudad de Dios, nos trae un duelo de inigualable talento entre dos grandes actores británicos (Anthony Hopkins y Jonathan Pryce) en el momento que sacudió a la iglesia católica a principios de esta década.

Pryce interpreta al Cardenal Jorge Bergoglio, quien en 2005 es llamado al Vaticano para elegir al nuevo Papa y para su sorpresa ve que por primera vez en la historia, un latinoamericano es seriamente considerado como candidato. Pryce encuentra la balanza de un personaje como Bergoglio, un indudable hombre de y para el pueblo, que se maneja siempre apoyado en la doctrina pero jamás cegado por ella. Es un rebelde, un duro crítico del dogma tan adormecido en sus arcaicas reglas y creencias, mientras que él ha visto como esas mismas reglas han dejado atrás a la iglesia en el avance de la sociedad.

Para contrarestar la impecable y poderosa actuación de Pryce tenemos al legendario Anthony Hopkins, cuyo invierno de su carrera se ha visto plagado por películas insignificantes pero nos demuestra que cuando el material lo merece, este león sigue teniendo un poderoso rugido. Hopkins se mete de lleno en la piel del Papa Benedicto XVI, un hombre más que preparado para tomar las riendas de la iglesia de las manos de quien fuera su amigo y mentor.

No tardamos en notar que Meirelles hace uso de las «planetarias» diferencias entre latinos y europeos al poner a estos dos personajes en directa colisión y a veces siento que la película peca un poco del sobreuso de esta metáfora al grado en que el germano Ratzinger no soporta el contacto físico ni entiende los chistes del ultra cariñoso y expresivo argentino Bergoglio, pero son pocas las ocasiones en las que esto no funciona y ayudan a acentuar los momentos alegres en esta historia plagada de imágenes tristes, especialmente con el pasado de Bergoglio.

En un año abarrotado de tremendas actuaciones, aquí tenemos dos que merecen todos los acólitos y aplausos que les llegan. Por instantes, el británico Pryce nos engaña pareciendo extremadamente latino al punto en que debía detenerme y recordarlo en otros papeles porque su «argentinidad» era demasiado convincente. Y por su parte Hopkins nos entrega a un hombre perdido en su trono, vacío espiritualmente porque la iglesia que creía que había heredado desapareció horas después de asumir control y no solo se trata de mantener el rumbo del barco, es comprender que la nave se está hundiendo.

Meirelles no se toca el corazón a la hora de mostrar los errores de Bergoglio durante la dictadura que azotó a Argentina en los 70s, un paralelismo a lo que la iglesia hizo durante el nazismo y durante otras dictaduras en el siglo XX, pero también nos muestra la sinceridad de su redención que lo convierte en el primer paso para adaptar a la iglesia al nuevo milenio. Todo esto haciendo uso de un tremendo ingenio visual que tanta falta hace hoy en día en el cine, personalmente la escena en la que Bergoglio ve que está en la Capilla Sixtina me ha hecho aplaudir en las dos ocasiones que he visto la película.

Los Dos Papas es una dura batalla entre dos grandes actores interpretando a dos polos opuestos de la iglesia católica donde nosotros somos los que salimos ganando una de las mejores películas de este año.

I’m Out!!!!

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