Después de esperar por años, de haber visto los videos inifinidad de veces y saber las canciones de memoria, por fin pudimos ver el famoso musical ganador del premio TONY, The Book of Mormon, escrito por los creadores de South Park.
La obra es una inteligente mofa no solo de la ciega fe de los mormones sino una crítica al uso de todas las religiones ante los problemas reales del mundo, específicamente de una región en Uganda donde ir a hablarles de un profeta que encontró unas placas doradas en el bosque, no es exactamente la ayuda humanitaria que se necesita.
Con canciones escritas por los responsables de Frozen y Coco, The Book of Mormon te hace reir desde el primer minuto pero siempre de una forma vulgar/inteligente que ha caracterizado a Matt Stone y Trey Parker desde 1996. Sin temor a decir las cosas como son o mostrar la forma a veces tan racista de la gente blanca.
Seguidos a dos jóvenes mormones que son enviados como misioneros a Uganda por dos años para tratar de atraer más gente a la religión, el problema es que Elder Pryce es el «mormón perfecto» que solo quiere lograr su meta para destacar y ser recompensado mientras que Elder Cunningham es un joven con una activa imaginación y una facilidad para mentir por convivir.
Stone y Parker hacen ver también la cerrada visión global que los norteamericanos tienen, desde pensar que África es como se ve en El Rey León, hasta no poder aprenderse los nombres de los nativos y llamarlos como cosas que comienzan con la misma letra.
Muchos podrían pensar que en la tradición de South Park, esta obra se burla despiadadamente de una religión pero como varios grupos de mormones han descubierro, no se trata más que de la capacidad de ver reflejadas algunas de las actitudes y hasta dudas que todo ultra religioso de cualquier grupo puede tener como el dudar de la veracidad de las historias en la biblia o que es lo que el «Padre Celestial» quiere de nosotros y al final encuentran que las historias solo son eso y que la verdadera fe se encuentra en ayudar al prójimo de manera desinteresada, incluso si tienes que inventar tus propias historias donde Joseph Smith y Jesus mandan a Darth Vader con una rana mágica para evitar que violes bebés.
Las canciones van desde aquellas que olvidas, como I Am Africa, hasta show-stoppers como I Believe o Hasa Diga Eebowai que es, digamos, un canto de enojo hacia el Señor de arriba por la cantidad de cosas malas que suceden a diario y como dicen en la obra «a veces es la única forma de sobrellevar el día».
The Book of Mormon no solo es extremadamente divertida, es importante y una obra que llegó para dejar su marca entre las grandes de Broadway.
I’m Out!!!