Hawkings, julio de 1985

No fue nada extraño el que la segunda temporada nos dejara con un sentimiento extraño, vacío y cuando lo que más recuerdas es el pésimo capítulo siete sabes que algo está muy mal.

Por suerte The Duffer Brothers decidieron regresar a lo básico, a lo que hizo algo maravilloso de la primera temporada más allá de la nostalgia y estoy aquí para decirles que Stranger Things 3 es FANTÁSTICA.

El año de 1985 fue importante en como cambió la sociedad no solo en Estados Unidos, sino en el mundo y esta serie logra capturar eso centrando mucha de su historia en el monstruo, pero no me refiero al Mind Flayer que aterroriza el pueblo, sino al monstruo comercial llamado Starcourt Mall. Algo que para los norteamericanos es algo que está muriendo en la actualidad pero que en otros países continúa siendo el principal centro de aglomeración de población, los centros comerciales que comenzaron a destruir los negocios locales de las pequeñas ciudades del país vecino, con su concepto de grandes y pequeñas cadenas reunidas bajo un mismo techo ¿Quién diría que una idea tan simple como un lugar donde comprar ropa, comer algo y después ir al cine sería tan popular?

El usar el mall como el centro de la historia de esta nueva temporada, permite algo más «pequeño» en escala y mayor concentración en los personajes y su desarrollo como adolescentes con hormonas activadas, ese bizarro momento en el que ya no eres niño pero tampoco eres un adolescente como tal, algunos tratan de aferrarse a la infancia por miedo mientras otros sufren nuevas situaciones como el primer amor.

Mike y El (voy a llamarla Eleven aquí) son oficialmente una pareja y prefieren pasar sus días juntos besándose, para el horror de Cooper quien por su parte está tratando de invitar a cenar a la mamá de Will.

Lo que más aprecio es que los personajes que no tuvieron razón de existir en la temporada pasada, como Max y Billy, aquí finalmente encuentran su propósito y vaya que Billy (Dacre Montgomery) resulta ser un aterrador villano.

Aquí nos olvidamos de la «rebaba» de personajes como los papás de Mike, la mamá de Dustin y olvidamos siquiera que Eleven conoció a un grupo de experimentos como ella, esa organización secreta es cosa del pasado y los villanos son, como buena paranoia ochentera tipo Red Dawn, los rusos en una buena y sutil crítica a la controversia política actual que también involucra al gobierno ruso.

El primer capítulo hace un excelente trabajo en mostrar la forma como veremos esta temporada con cuatro diferentes grupos con su propia historia que al mismo tiempo se entrelazan para crear una historia general con fuertes tintes de horror que incluye un homenaje a Invasion of the Body Snatchers (que a su vez fue una película alegórica al comunismo en Estados Unidos) y tal vez vean esa primera hora, y un poco de la segunda) como nada más que el acomodo de las piezas en el tablero pero les aseguro que esas primeras dos horas son esenciales para acostumbrarnos al crecimiento de todos los personajes.

Podríamos hablar horas de como Eleven, Max o Erica son grandes piezas en la inclusión de personajes femeninos más fuertes sin sentirse como algo metido con calzador pero en mi opinión Nancy es quien se lleva las palmas pues su arco es por demás interesante que a veces resulta increíble que ese era el mismo personaje de la adolescentilla virginal sacrificando su virginidad con el chico popular. Nancy es ahora una pasante en el periódico local que quiere destacar en un ambiente bastante tóxico (vaya que puedo atestiguar que trabajar en los medios impresos es tóxico) pero como dice «para ella es mil veces peor» porque en verdad sus jefes la hacen sentir inútil todo el tiempo hasta que ella decide investigar por su cuenta una extraña llamada sobre ratas, ¿Mencioné que de todos los personajes, Nancy es la primera que siempre toma ya sea un rifle o una pistola y dispara a matar sin parpadear? Por que lo hace muy seguido y da vibras de Linda Hamilton bastante fuertes

Pero tengo que hablar de Robin, el nuevo personaje interpretado por Maya Hawke, quien resulta tan bella y talentosa como sus padres Uma Thurman y Ethan Hawke. Robin es la nerd que trabaja en la heladería junto a Steve (Joe Keery) pero termina siendo pieza importante de la historia que involucra a Steve, Erica y Dustin, en verdad entra a la historia de una forma tan natural que para el tercer capítulo ya la aceptas como parte del grupo y el twist del final es excelente.

Insisto que esta temporada se siente extraña pero de una buena manera, más pequeña pero a la vez la escala de las escenas es tan grande (y aplausos para el equipo detrás de los efectos especiales), todos los personajes tienen varios momentos para brillar que no se sienten segmentados, la historia fluye sin baches, los homenajes ochenteros son mucho más sutiles y la conclusión, aunque dolorosa, es bastante satisfactoria (advierto que van a sacar una que otra lágrima en el momento final de El). Me siento extraño porque no hay nada que criticar.

Bueno, solo hay un pequeño detalle que en verdad se lleva el premio como el momento más vendido del año. Todos sabemos que tanto series como películas muestran productos o marcas conocidas porque estas pagan parte del costo de producción para tener sus productos dentro de estas, es una forma de marketing bastante común y cuando se hace bien ni se nota. Aquí era obvio que situando la historia en un centro comercial, habría muchos productos pero NADA se compara al momento donde la mayoría del elenco principal está en un supermercado y de pronto Lucas decide que es buen momento para beber una New Coke, el ardid publicitario ochentero donde Coca- cola «renovó» su fórmula y Lucas toma 2 minutos para describir el sabor mejorado y delicioso de este refresco, incluso lo compara con The Thing y el mejor remake protagonizado por Kurt Russell, es una escena tan vendida y tan fuera de lugar considerando que el reloj está corriendo para todos los personajes, pero pues parece que tenían que rendir tributo a su mayor contribuidor.

I’m Out!!!