James Cameron es un hombre de pocos proyectos más allá de la saga de Avatar, pero el único que se le conoce desde hace más de una década es la adaptación del manga/anime de Yukito Kishiro «Gunnm».
Algo que debemos agradecer es que Cameron supo que este proyecto no podía esperar más y decidió dejar vacante la silla de director para colaborar con la visión de alguien más. Sinceramente me sorprende que de entre tanto director, Cameron escogiera al «maestro de las B movies» Robert Rodriguez, quien no ha hecho una buena película desde Sin City o tal vez desde Planet Terror, pero aunque su calidad en la infinidad de proyectos sea mala, Rodriguez tiene ese afán de siempre experimentar con las nuevas tecnologías y tal vez fue eso lo que llamó la atención de Cameron.
Battle Angel se desarrolla, como toda buena película de ciencia ficción, en un futuro donde las grandes guerras han modificado el planeta, donde ya solo existen los seres humanos de la ciudad flotante Zalem donde la vida parece más opulenta y Iron City en el suelo, una ciudad que literal rodea la basura que cae de Zalem. Es aquí donde el Dr. Ido (Christoph Waltz) encuentra el craneo de una cyborg que decide revivir dándole un cuerpo nuevo y llamándola Alita, pero este tierno «Pinocho mecánico» oculta un pasado que la atrae a buscar peleas y tratar de descubrir su lugar en este mundo.
Cameron como productor y guionista, logra lo que siempre con sus historias, crear un mundo fantástico donde esros personajes habitan, nada dentro de la dinámica social de esta película se siente falso o fuera de lugar, desde la pérdida de la humanidad gracias a modificaciones cibernéticas, el tráfico de partes, hasta el violento deporte llamado Motor Ball que se ha vuelto el nuevo opio de las masas y tanto Cameron como Rodriguez saben depositar a sus personajes y a la audiencia en algo que te toma dos minutos entender como funciona, algo que otras películas o franquicias ignoran muchas veces.
Los efectos visuales también son algo tan sorprendente como Avatar o Sin City, solo ver a estos personajes expresarse con tanta facilidad gracias al Perfomance Capture y a las horas de labor de los animadores, los hacen ver reales en todo momento.
Algo que ambos directores comparten es que a veces los diálogos de sus películas rayan en lo «telenovelero», especialmente Alita quien se enamlra instantaneamente de Hugo y pasa de tierna adolescente robot a stalker que ve dormir a su amado y sin pensar decide entregarle su corazón, literalmente, para tener dinero y vivir una vida mejor. Momentos que te hacen girar los ojos incrédulo pero por suerte hay mucho más cosas buenas en esta película.
Sin dar las mejores actuaciones de sus carreras, todos los grandes nombres de la cinta, que incluye a tres ganadores del Oscar, hacen que nos interesen sus personajes, inclusive aquellas apariciones especiales que tienen poco diálogo y que será divertido encontrar en la película. Pero es Rosa Salazar quien se roba toda la película con su impresionante interpretación de Alita, la vemos crecer, emocionarse, frustrarse, aprender y llorar en dos horas y nos conquista con una facilidad poco vista, aun con esos enormes ojos de anime.
Mi mayor problema es la forma en la que deciden terminar la película, sin gran emoción o sin una batalla final, solo con la promesa de una futura pelea entre Alita y el verdadero villano, lo cual me pareció bastante desalentador por parte de alguien como Cameron quien nunca hace este tipo de cosas en sus películas. Este anticlimático final desinfló mucho mi emoción por la cinta.
Alita es sin duda la mejor adaptación occidental de un manga, lo cual agradecemos. Es entretenida y repleta de grandes efectos y mucha buena acción, pero necesitaba otro final más emocionante.
8/10
I’m Out!!!!!